MONUMENTS & PAYSAGES

Por Bernard Millet, comisario. Fragmento del texto aparecido en el libro Monuments & Paysages

(…) En su trabajo sobre el área metropolitana de Marsella y a lo largo de todo el Ródano, desde Les Saintes-Maries-de-la-Mer hasta el norte de Aviñón, Bernadó pone de manifiesto estos desarrollos contemporáneos homogeneizados, estos signos insolentes de una cultura de masas tecnificada, empobrecida y globalizada, instalados, con toda posibilidad de diálogo interespacial excluida, en medio de uno de los entornos patrimoniales y paisajísticos más unificados de Europa. Más allá de la ironía y el humor sardónico no disimulado del fotógrafo, lo que encarnan estas imágenes es una sensación de pérdida e impotencia: la impotencia de los enfoques informados frente al determinismo implacable del desarrollo y la necesidad económica; y la pérdida de toda respuesta a la singularidad de los rasgos locales que ya no imponen pensamiento razonado ni respeto.

En definitiva, lo que muestran las fotografías realizadas para este encargo es, sobre todo, el movimiento de la vida. Hablan muy poco de monumentos y no hay melancolía ni desesperación en su relación con el paisaje. Lo que está en juego es la experiencia del tiempo, y en estas imágenes se exponen los deseos y las vanidades de una época. Ciertamente, queda poco del significado del sueño de Mérimée. La unidad, la identidad y la coherencia de la nación ya no se juegan, ciertamente, entre las huellas de su historia. Sin embargo, la intuición moderna que impulsó el sueño, que le llevó a trascender el valor de los monumentos como meros objetos y a conferirles valores que pudieran ser compartidos por todos, sigue viva. (…)

Written by Bernard Millet, curator. Excerpt from the text published in the book Monuments & Paysages

(…) In his work on Marseille’s metropolitan area and all along the Rhône, from Les Saintes-Maries-de-la-Mer to north of Avignon, Bernadó spotlights these homogenised contemporary developments, these insolent signs of a technologised, impoverished and globalised mass culture set down, with all inter-site dialogue excluded, amid one of Europe’s most unified heritage and landscape settings. Looking beyond the photographer’s irony and undisguised sardonic humour, what these pictures embody is a sense of loss and powerlessness: the powerlessness of informed approaches faced with the implacable determinism of development and economic necessity; and the loss of all response to the uniqueness of local features that no longer command reasoned thought or respect.

In the final analysis, what the photographs produced for this commission show is, above all, the movement of life. They speak very little of monuments and there is no melancholy or desperation in their relationship with landscape. At stake here is the experience of time, and in these images are exposed the desires and vanities of an epoch. There certainly remains little of the meaning of Mérimée’s dream. The unity, identity and consistency of the nation are certainly no longer being played out amid the traces of its history. Yet the modern intuition that drove the dream, that led it to transcend the value of monuments as mere objects and confer on them values that could be shared by all, lives on. (…)